8.05.2020

La tranquilidad del esclavo...

Lo reconozco. No es sencillo digerir el panorama mundial actual. No sabe una dónde mirar para fijar el objetivo del análisis y eso genera cierta parálisis por saturación informativa.

Prometo que he intentado en serio eso de dejar de pensar, aislarme del mundo, no ver informativos ni leer prensa, alejarme de las redes sociales, dejar de preocuparme por el viaje que día a día nos empeñamos en emprender como sociedad para centrarme en el mío propio. Lo intenté llevada por la búsqueda de la sanidad mental y porque me daba la sensación de que aquellos que se mantienen al margen vivían un poco más felices... 

Pero es que no puedo, me hierve el cerebro. Y además, no es verdad que los demás vivan más felices por eso de estar "fuera del sistema", sino que prefieren no pensar en cómo les afecta. Y ojo, que lo entiendo, pero me parece que es como la tranquilidad del esclavo que tiene la conciencia impoluta... pero dista mucho de ser libre. Que decidan otros, que se responsabilicen otros, yo a esto no juego, yo me mantengo al margen... Suena a empoderamiento, a libertad, a portazo... pero lo cierto es que todos vivimos en este mundo y estamos interconectados. Bienvenidos al mundo real: eso de "a mí no me afecta" es una falacia que algunos se tatúan a fuego, quizá porque lo que vemos a nuestro alrededor es demasiado terrible como para mirarlo de frente y con ojos claros. 


Esclavitud
Esclavitud. Foto de archivo AM Quetaro


Así que he desempolvado mi clave de Blogger y me lanzo de nuevo al teclado. Reconozco que no tengo aún bien definido el proyecto, si alguna vez lo estuvo... pero en ello estoy. Al final, la genética periodística se me come con patatas y no puedo negar ni lo que soy, ni lo que pienso ni, muchísimo menos, lo que siento. 

I'm back y... esta vez para quedarme.