12.16.2009

Navidad

En Sevilla llueve poco, pero la ciudad se ensombrece y pierde sus habituales colores de un modo sorprendente para los que normalmente la vemos soleada, alegre... es una ciudad hecha para la eterna primavera.

Hoy las gotas golpean el cristal rabiosamente y, un segundo después, lo acarician con mimo deslizándose suavemente hasta el alféizar de la ventana. La fachada del edificio del otro lado de la calle se tiñe irregularmente de húmedos lunares mientras observo el ritual, atenta desde el sofá. Me gusta ese momento en el que empieza a llover. Las primeras gotas, mitad intrépidas mitad despistadas y, súbitamente, ante el toque de salida del primer trueno, la ira.

Una buena tormenta es una forma estupenda de comenzar el día.  Hasta el perro de mis vecinos parece más tranquilo. Quizá el repiqueteo del agua amanse los nervios que provoca en el animal el hecho de estar solo en casa durante toda la mañana. Hoy el pobre animal no ladra, ni aúlla, ni golpea insistentemente la mampara del baño con sus patitas acosado por la angustia. No se escucha nada salvo la lluvia y eso me aporta un gran sosiego. El mismo que hay en los ojos de la Virgen que, sobre la mesita del distribuidor, mira al Niño Jesús ajena al tiempo en la calle. San José también observa, sereno, al Mesías. Por ellos no pasa el tiempo y la escena se repite año tras año, de estática escayola pero curiosamente llena de vida y esperanza. El nacimiento de un bebé siempre es símbolo de esperanza en el mañana, la voluntad de construir un mundo mejor o de dejar algo de nosotros que recuerde nuestro paso por la vida, el espíritu navideño en esencia.

El aire huele diferente, el ambiente está más cargado de humedad que de costumbre y no hay nadie en la calle. Hace aire y un paraguas se voltea unos metros más allá de mi ventana. Amaina un poco la lluvia, pero la sinfonía de goteos continúa. De fondo, rumor constante, acompañado por el repiqueteo rítmico de los goterones, que caen desde las hojas del árbol hasta el alféizar de la ventana emitiendo un clack regular y grave. La tercera voz la aportan los cristales y la armonía es perfecta.

Mientras, a mi derecha y junto al sofá, nuestro árbol de Navidad estrena su primera mañana lluviosa de este año desde la imponente situación que le hemos dado en el salón. La purpurina roja y dorada salpica sus ramas verdes recién colocadas y algunas campanillas penden sosteniendo un reno o un pequeño osito de peluche. Mariposas, flores de Pascua, brillantes guirnaldas... contrastan con el gris del cielo. Aunque no nieve, como mandan los cánones, y sólo esté lloviendo, en Sevilla también es Navidad.

12.04.2009

Elijo la libertad.

Mientras trasteo en casa escuchando "El Meridiano", un programa de opinión de Canal Sur 2, Carmen Gurruchaga comenta lo siguiente: "Defiendo la propiedad intelectual pero, si me dan a elegir entre propiedad intelectual y libertad, me quedo con la libertad". Creo que no hay mejor tema para empezar a darle vida a este blog.

Distintos medios de comunicación, ya sean escritos o audiovisuales, se hacen eco esta mañana de una parte no poco conflictiva del anteproyecto de Ley de Economía Sostenible: la que afecta a internet. Hay concentraciones convocadas en distintas localidades, un manifiesto que circula por la red, incluso grupos integrados en las famosas redes sociales que, en seguida, se han puesto en marcha para dejar constancia de su repulsa. José Luis Rodríguez Zapatero ha salido al paso indicando que nadie va a cerrar ninguna página web....


Mientras, me pregunto: ¿para qué, entonces, se provee el Gobierno de las herramientas necesarias para poder hacerlo? ¿Por qué se intenta abrir la puerta a una arbitrariedad de criterio que menoscaba tan seriamente el espíritu de nuestra Constitución? Bonita forma de celebrar su trigésimo primer aniversario.

El revuelo que ha ocasionado este anteproyecto es similar al que se organizó en diversas comunidades internautas y de usuarios con el famoso canon de la SGAE. Teniendo en cuenta que cualquier usuario abona hoy dicho canon, aunque utilice el CD que ha comprado para guardar unas fotografías de sus últimas vacaciones sobre las que él mismo tiene derechos de autor (viva la ironía), vestiré mi pesimismo de gala para atreverme a decir que dudo que el gobierno renuncie a la idea de controlar el "poder" de la red de redes o, al menos, de intentarlo.

Su estrategia ha comenzado ya a ser la de siempre: amansar a las fieras con las palabras del señor Rodríguez Zapatero para después, amparados por vaya usted a saber qué cortina de humo, seguir en sus trece y mutilar la libertad de expresión en favor de un derecho que no es fundamental y que, por tanto y tal y como señala el manifiesto, es secundario en prioridad a la hora de establecer los límites de nuestros derechos y libertades.

Nos dirán que sólo persiguen las páginas de descargas, una excusa un tanto manida ya. Sin embargo, no se trata más que del pretexto para abrir una brecha por la que ir engullendo, sin piedad, el derecho que todos tenemos a decir lo que pensamos, porque calladitos se nos maneja mejor. Tanta Ley de la Memoria Histórica y ahora se les olvida lo que le ha costado a España ese Derecho. Esto es un Gobierno progresista... menos mal...


Quizá sea esta otra manifestación más del precio que paga el Gobierno por el apoyo de no pocos "grandes nombres de la cultura cinematográfica y literaria" de España. Yo, si me dan a elegir, también me quedo con la libertad, igual que Carmen Gurruchaga. Sobre todo, porque es la llave que me permite abrir este blog y expresar mi opinión, y la que os permite a vosotros dejar constancia de la vuestra, sin censura.